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El cambio climático plantea riesgos para la elaboración de vinos de calidad en algunas zonas de España y, aunque ofrece oportunidades para otras, lo cierto es que requerirá medidas paliativas en ámbitos como la elección de variedades mejor adaptadas, recursos hídricos o lucha contra plagas. La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, ha puesto en marcha un proyecto de investigación sobre “Cambio Climático y Viñedo en España” que ofrece claves valiosas para entender este fenómeno. El doctor ingeniero agrónomo Pablo Resco, especialista de COAG en este tema y autor del estudio, explica a Efeagro que el proyecto pretende acotar los posibles efectos del cambio climático y sus repercusiones en calidad y producción, en el horizonte 2050.
Para Resco “no hay que ser dramáticos”, porque “no todo va a ser negativo”, y mientras que surgirán problemas para viñedos sobre los que no se invierta en adaptación, en otros territorios pueden mejorar las condiciones, por ejemplo si hay menos heladas.
Las inversiones tardan en ser efectivas, por lo que hay mirarlas a largo plazo
Eso sí, el experto advierte de que “vamos a encontrar un mayor número de daños” que afecten a la calidad y la producción en los próximos años por eventos climáticos más adversos en ciertas zonas. Así, en tierras del norte de España no habituales podrán elaborarse vinos de calidad en los próximos años, pero en otras del sur peninsular tendrán problemas durante algunas vendimias.
Sobre las necesidades hídricas, Resco prevé que “iremos a condiciones más secas”, y pese a que el viñedo resiste bien la sequía “es cierto que habrá años en los que se necesitarán aportaciones en muchas zonas para mantener la calidad”.
Resco recuerda que las inversiones en viñedo tardan años en amortizarse, por lo que “es importante” que las decisiones que se adopten ahora “tengan en cuenta las futuras condiciones”.
“Quienes tomen iniciativas ahora estarán mejor preparados para afrontar posibles situaciones futuras”, apunta. A su juicio, el sector debe planificar el viñedo, y no sólo su ubicación, sino también en función de los recursos hídricos promover variedades mejor adaptadas y divulgar su calidad en los mercados para que, cuando llegue el momento, sean aceptadas.
La adaptación al cambio climático “debe responder a una visión de conjunto de todo el sector e involucrar a las Administraciones”. Según el estudio, cabría esperar en general una disminución de las zonas “climáticamente más idóneas”, solo compensadas parcialmente por nuevas áreas propicias para la vid.
Los viñedos de la zona Sur de España podrían ser los más perjudicados
Actualmente, los climas más cálidos para el viñedo se encuentran en el sur peninsular, en los valles del Tajo, Guadiana y, sobre todo, del Guadalquivir y costa del sudeste, y “son precisamente estas zonas las que afrontarían los mayores impactos”. El calentamiento podría provocar que estos climas más calurosos asciendan en altitud extendiéndose hacia el interior, donde subirían las temperaturas a medida que la influencia marítima es menor.
“Esto, además de crear desfases entre el ciclo de las variedades y el clima e incrementar las posibilidades de que se encuentren desequilibrios en la composición de la uva por una mala maduración, podría limitar tanto las variedades que se pudieran cultivar, como la calidad de los vinos resultantes”, según el estudio.
En otras zonas productoras, como el valle del Duero, valle del Ebro, Galicia y Cataluña, también se producirían calentamientos más intensos en las zonas interiores y con mayor altitud. En todo caso, el estudio plantea que en el norte de la Península los impactos en la viticultura son más irregulares, e incluso pueden llegar a ser beneficiosos por la disminución de las heladas.
En cuanto a las necesidades hídricas, “se espera un gran incremento de éstas” en España por el aumento de la evapotranspiración y el descenso de las precipitaciones. Según las proyecciones climáticas analizadas en el informe, se producirá un incremento de los climas muy secos por todo el sur peninsular y las cuencas baja y media de los ríos Duero y Ebro, que incrementaría las necesidades hídricas del viñedo.
España cuenta actualmente con la mayor superficie de viñedo de uva para vinificación del mundo, con 950.541 hectáreas. Las alteraciones provocadas por el cambio climático podrían ocasionar alteraciones no sólo en la fenología de la vid, sino también en los patrones de enfermedades y plagas, en el potencial de maduración y, en definitiva, “en la calidad de la uva y en el rendimiento de la vid”, según el experto.
Ginés Mena / Madrid