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La Consejería de Agricultura autorizará, como medida excepcional, la quema de rastrojos en superficies de cereal afectadas por enfermedades y plagas, en algunos casos en hasta el 80 por ciento, a fin de mitigar la situación “casi catastrófica” que sufren los cultivadores. Éste es el resultado de la reunión que ayer mantuvieron responsables de UPA-UCE con la con Consejera de Agricultura, Begoña García Bernal, para trasladarles la preocupación del sector, según ha informado este martes 15 el secretario general de la organización agraria, Ignacio Huertas. “No es un problema nuevo”, pero en esta campaña se han disparado enfermedades como la roya, el oidio o la septoria, y plagas como el pulgón, el mosquito del cereal o el gusano del alambre “en muchas de las hectáreas de cereal de Extremadura, sobre todo en las siembras más tempranas”, ha advertido.

   Por ello, el lunes reclamaron a la Consejería que autorice de forma excepcional para esta campaña, y por motivos fitosanitarios, la quema de rastrojos controlada en las superficies afectadas, algo que se prevé programar para el mes de septiembre.

    El factor que ha motivado esta situación han sido la climatología, con un otoño “en el que se juntaron las lluvias con unas temperaturas muy elevadas” y un invierno con temperaturas “suaves”.

    Ante este escenario, los agricultores tienen que triplicar los tratamientos fitosanitarios que aplicarán en una campaña normal, lo que supone “un incremento de los costes y una reducción de los rendimientos”, a lo que Huertas ha sumado los “bajos precios”. También lo ha favorecido la imposibilidad de realizar prácticas culturales que están prohibidos por la condicionalidad que impone Bruselas, ha añadido.

    En este sentido, ha señalado que desde hace años no está permitida la quema de rastrojos a nivel europeo salvo que se trate de una situación excepcional, como es el caso. Por esta razón, se ha aprobado esta medida que el secretario de la UPA ve como la “única solución viable”.

    Además, ha reiterado que se trata de quemas “controladas”, que van a estar supervisadas por la Dirección General de Medio Ambiente, y en las los agricultores y cooperativas montarán dispositivos para que se desarrolle con “absoluta normalidad”. Las zonas en las que se autorizarán serán pertenecen a la Campiña Sur, la comarca de la Serena y La Albuera.

    Una vez localizadas de manera concreta las más afectadas, los agricultores, bien de manera individual o colectiva, podrán solicitar las autorizaciones que les permitan realizar esta práctica sin que esto les suponga ninguna sanción ni pérdida de las ayudas.